Buenos días, ¿cómo van?
Corría el año 1920 cuando a la espesura arbórea de la plaza 25 de mayo se le sumaba un monumento de altura: La Luperca o la loba romana. Con el clamor de voces diversas o simplemente embarcándonos en una corriente fuerte que llega de lejos, en este quinto capítulo les contamos sobre este primer monumento regalado a nuestra ciudad por la comunidad italiana.