15 de Diciembre, 2021 | Capítulo 5
Por Marcelo Nieto
Aún cuando Resistencia ha crecido notoriamente en altura, sigue sorprendiendo la monumentalidad de la loba romana o “Luperca”.
Imaginemos la ciudad en el año 1920 y se podrá deducir el efecto grandilocuente, imponentemente escenográfico de la obra, al que hay que sumar el contexto de espesura arbórea que le daba a la plaza cariz de jardín botánico, según atestiguan viajeros de aquellos días.
Definitivamente, la loba romana fue un faro no solo por su altivez sino porque marcaba a las claras el protagonismo de la inmigración italiana. Y el sentimiento de identidad de ese puñado de latinos que no se despegaban emocionalmente de la madre patria, aunque se fusionaran con naturalidad al nuevo paisaje. Téngase en cuenta que recién 25 años después el patriotismo nacional se hace símbolo contundente con la erección del monumento a San Martín en el centro de la plaza.
El monumento de la loba romana fue obsequiado por la comunidad italiana a Resistencia y al Territorio del Chaco en agradecimiento a su hospitalidad, y en memoria de las familias que en 1878 y 1879, llegaron al paraje San Fernando para poblar la colonia.
La obra fue realizada por suscripción popular entre los miembros de la comunidad italiana.
Aquel 20 de septiembre de 1920 Resistencia amaneció con una salva de bombas. En el local de la Sociedad Italiana las familias vestidas de fiesta se concentraron para avanzar con paso jaranero hasta la plaza.
No fue una fecha elegida al azar, se cumplían 50 años de la unidad italiana por eso fue inaugurada –según registra la fotografía- cuando el monumento se encontraba aún sin terminar: Con ladrillo a la vista y rodeado de andamios. La obra en plenitud pudo admirarse recién el 7 de noviembre del mismo año.
Cuelgan pendones, escudos y blasones… muy italiano… El entonces presidente de la comisión don Rodolfo Gabardini, ofrece el emotivo discurso que valora la gesta inmigrante que repite el periplo de Odiseo, atravesando mares y luchando con adversidades. Entre los presentes -protagonistas de aquel panegírico-, corren lágrimas y un sentimiento de orgullo. El evento culmina por la tarde con una carrera de caballos.
Rezagado su nombre en la historia de las esculturas, Pedro Fiacadori, dirigente de la Sociedad Italiana, fue el ideador y hacedor del monumento que contó con la ayuda del albañil, Juan Serio.
La obra es un gran basamento arquitectónico para sostener la estatua de piedra de Rómulo y Remo amamantados por la loba–el mito latino de la creación de Roma- que se estiliza en dos columnas rematadas por la figura alegórica. Escalinatas en su cimiento, y varias placas recordatorias entre la que se destaca la que enumera los nombres de aquellos aventureros de origen Italiano que poblaron Resistencia.
En otra de las placas se lee: “La colectividad italiana, deseando afirmar la solidaridad ítalo argentina, en el 50º Aniversario del XX de Septiembre de 1870, a la ciudad de Resistencia este homenaje se ofrece”.
A través del Decreto Nº 1937 del 1º de octubre de 2007, se declaró Patrimonio Cultural del Chaco al monumento, sosteniendo que la medida es un “justo y merecido homenaje a los colonos italianos que fundaron la ciudad de Resistencia”.
Allí está, vigente en su belleza y portento el monumento a la loba romana. Infiriendo necesariamente la gesta fundacional. Así, el arte es memoria.
Contenidos: Virgina Quirelli
Arte: Brian Ariel Dufek
15 de Diciembre, 2021 | Capítulo 5
Por Marcelo Nieto
Aún cuando Resistencia ha crecido notoriamente en altura, sigue sorprendiendo la monumentalidad de la loba romana o “Luperca”.
Imaginemos la ciudad en el año 1920 y se podrá deducir el efecto grandilocuente, imponentemente escenográfico de la obra, al que hay que sumar el contexto de espesura arbórea que le daba a la plaza cariz de jardín botánico, según atestiguan viajeros de aquellos días.
Definitivamente, la loba romana fue un faro no solo por su altivez sino porque marcaba a las claras el protagonismo de la inmigración italiana. Y el sentimiento de identidad de ese puñado de latinos que no se despegaban emocionalmente de la madre patria, aunque se fusionaran con naturalidad al nuevo paisaje. Téngase en cuenta que recién 25 años después el patriotismo nacional se hace símbolo contundente con la erección del monumento a San Martín en el centro de la plaza.
El monumento de la loba romana fue obsequiado por la comunidad italiana a Resistencia y al Territorio del Chaco en agradecimiento a su hospitalidad, y en memoria de las familias que en 1878 y 1879, llegaron al paraje San Fernando para poblar la colonia.
La obra fue realizada por suscripción popular entre los miembros de la comunidad italiana.
Aquel 20 de septiembre de 1920 Resistencia amaneció con una salva de bombas. En el local de la Sociedad Italiana las familias vestidas de fiesta se concentraron para avanzar con paso jaranero hasta la plaza.
No fue una fecha elegida al azar, se cumplían 50 años de la unidad italiana por eso fue inaugurada –según registra la fotografía- cuando el monumento se encontraba aún sin terminar: Con ladrillo a la vista y rodeado de andamios. La obra en plenitud pudo admirarse recién el 7 de noviembre del mismo año.
Cuelgan pendones, escudos y blasones… muy italiano… El entonces presidente de la comisión don Rodolfo Gabardini, ofrece el emotivo discurso que valora la gesta inmigrante que repite el periplo de Odiseo, atravesando mares y luchando con adversidades. Entre los presentes -protagonistas de aquel panegírico-, corren lágrimas y un sentimiento de orgullo. El evento culmina por la tarde con una carrera de caballos.
Rezagado su nombre en la historia de las esculturas, Pedro Fiacadori, dirigente de la Sociedad Italiana, fue el ideador y hacedor del monumento que contó con la ayuda del albañil, Juan Serio.
La obra es un gran basamento arquitectónico para sostener la estatua de piedra de Rómulo y Remo amamantados por la loba–el mito latino de la creación de Roma- que se estiliza en dos columnas rematadas por la figura alegórica. Escalinatas en su cimiento, y varias placas recordatorias entre la que se destaca la que enumera los nombres de aquellos aventureros de origen Italiano que poblaron Resistencia.
En otra de las placas se lee: “La colectividad italiana, deseando afirmar la solidaridad ítalo argentina, en el 50º Aniversario del XX de Septiembre de 1870, a la ciudad de Resistencia este homenaje se ofrece”.
A través del Decreto Nº 1937 del 1º de octubre de 2007, se declaró Patrimonio Cultural del Chaco al monumento, sosteniendo que la medida es un “justo y merecido homenaje a los colonos italianos que fundaron la ciudad de Resistencia”.
Allí está, vigente en su belleza y portento el monumento a la loba romana. Infiriendo necesariamente la gesta fundacional. Así, el arte es memoria.
Contenidos: Virgina Quirelli
Arte: Brian Ariel Dufek